Descripción
Imagina todo lo que te gustaría decirle a alguien a quien quieres que sabe que va a morir, hasta las cosas que no sabes expresar con palabras. Imagina que condensas todos esos sentimientos y emociones en las cuatro cuerdas de un violín, que lo concentras en 15 minutos llevados al límite.
Imagina que de un modo u otro descubrieras la forma de construir todo el universo de amor y dolor en que existimos, que le dieses forma musical, que lo pusieses negro sobre blanco y se lo regalases al mundo.
Esto es lo que él logró, con creces, y todos los días esta pieza basta para convencerme de que en el mundo existen cosas que son más grandes y mejores que mis demonios.